CHIPATA, SANTANDER, COLOMBIA
PROVINCIA DE VELEZ
HISTORIA
Fecha de fundación: 08 de marzo de 1537
Nombre del fundador:
Gonzalo Jiménez de Quezada
RESEÑA
HISTÓRICA:
ÉPOCA
PREHISPÁNICA
Para enfrentar el recorrido
histórico de Chipatá, es necesario hacer referencia a la época prehispánica,
tomando dos elementos: la descripción de los cronistas o historiadores
coloniales y los estudios arqueológicos de la región de Vélez. Unos porque, como
fuente de primera mano, describen situaciones de la conquista, también de la
colonia y los otros porque son más detallados y se valen de instrumentos
científicos que permiten claridad sobre los hallazgos. Según algunos cronistas,
antes de la llegada de los españoles, se dieron dos aspectos interesantes en la
región de Vélez; primero, que fue habitada por los Muiscas y segundo que estos
tuvieron subdivisiones a su interior. En el primer caso, varios historiadores
incluyeron la región dentro de los dominios Guanes, debido a que durante la
colonia, los territorios de las actuales provincias Comunera y Guanentina, que
sí estaban formadas por la etnia Guane, hicieron parte de la región veleña,
quizá por eso se ha pensado que la actual provincia de Vélez estuvo habitada
por aquellos, pero nó, puesto que sus habitantes fueron básicamente Muiscas. Para
el segundo aspecto debe decirse que éste basto territorio acogió parte de la
gran familia Muisca, la cual tuvo, en el “Rincón de Vélez”, comunidades de
características bien definidas, así que hoy, se tiene referencia de los que
pertenecieron a Saboya, a Chipatá, a Guavatá y Orta, los del valle de Sorocota
o tierra templada, además de los Carares, que por ser nómadas se incluyeron en
la etnia Yarigui. En las crónicas, se menciona frecuentemente al cacique
Chipatá, al de Saboya, y al de Tisquizoque, quien según la leyenda sometió a su
tribu al suicidio colectivo, antes que permitir el avasallamiento español; lo
que no ocurrió con ningún cacique Guane, pues ni siquiera fue nombrado el más
famoso de ellos: Chanchón. Para antropólogos y arqueólogos las referencias,
siempre han requerido comprobación y verificación. Ambos, mediante el método
científico, comparan las descripciones de los cronistas para tener una mediana
aproximación a las regiones y luego con el trabajo de campo definen que tan
cierto era lo dicho. En este sentido Carl Langebaek, antropólogo extranjero
experto en las diferentes etnias precolombinas, afirmó en varias de sus
publicaciones, que los pequeños cacicazgos tuvieron independencia de los Zaques
de Hunza, Tundama, Sugamuxi y del Zipa de Bacata. Situación confirmada mediante
el estudio de la organización social de los Muiscas, que demostró que no hubo
entre ellos, dedicación a servir a los Zaques ni al Zipa mencionados, sino que
se ocupaban en la labor y cuidado de sus bohíos y sementeras, no grandes
cultivos, solo las siembras necesarias para sostener la familia del cacique,
localizadas cerca a los bohíos, configurando pequeños asentamientos con
sementeras alrededor de su cacique natural. De ahí que los supervivientes de
los 600 que habían zarpado de Santa Marta, al mando de Gonzalo Jiménez de
Quesada, al llegar a estas tierras, encontraron connotaciones distintas a las
del río Magdalena. Al respecto don Juan de Castellanos menciona: “Y vistos los
buhíos y ramadas, se pusieron a modo de salvagos, bistendose de mantas
coloradas, cubiertas las Cabezas con plumajes, con voces altas y regocijada
hacen ostentación de nuevo trages, diciendo: “Tierra Buena, Tierra Buena:
Tierra que pone fin a nuestra pena, Tierra de oro, tierra abastecida, Tierra
para hacer perpetua casa, Tierra con abundancia de comida, Tierra de grandes
pueblos, tierra raza, Tierra donde se ve gente vestida, y a sus tiempos no se
sabe mal la brasa, Tierra de Bendición clara y serena, Tierra que pone fin a
nuestra pena!..” Es decir que Langebaek acertó en su apreciación acerca de los
bohíos y demás, ahora bien, para Chipatá es importante esta huella histórica
porque fue la primera noticia de sementeras para los españoles. Fray Pedro
Simón al respecto dijo: “Como Gerónimo de Inzá con su compañía se dio tan buena
prisa a desbaratar a los indios gritones, a que ayudó también, el ver los
bárbaros asomar a otra tropa de Caballos que venia un poco sobresaliente del
cuerpo del ejército, sin que hallara estorbo ni sucederles cosa de nuevo en el
camino, se entraron aquel día, que fue la mitad del mes de enero de mil
quinientos treinta y ocho en la provincia de cacique, llamado Sacrecuces, lo
que ahora se llama Chipatá. Rancheárense temprano cerca de un poblezuelo ya
salidos del Valle de la Grita y entrados en el termino de este Casique Sacre,
donde veían a los naturales hacer juntas a cerca de lo que harían con aquellos
hombres que así se les habían entrado en sus tierras y apoderado de ellas y de
sus sementeras, y tan sin temor, les parecía ser suyo aquello.” Este dato
afirma lo ya expuesto, acerca de los caciques naturales y de lo que encontraron
los españoles a su llegada al interior, pero también deja una duda acerca de la
fecha de ingreso que se tiene que aclarar. El cronista Fray Pedro Simón cometió
un error al escribir 1538, pero varios historiadores basados en otros cronistas
como Fray Alonso Zamora y el mismo Castellanos señalaron que la fecha exacta
fue en 1537, por lo tanto se asume que la fecha de ingreso fue esta última. Así
pasaron los años y al historia se mantuvo sin objeción, hasta que, entre los
meses de julio y agosto de 1992 y de abril a mayo de 1993 se realizó una
prospección arqueológica en varios puntos de Chipatá. Actividad que cumplieron
las antropólogas Sandra Luz Castro y Viviana Salazar de la Universidad
Nacional, sede Bogotá, quienes realizaron trabajo de campo e hicieron hallazgos
arqueológicos que aportaron datos y luces al estudio de la época prehispánica
del este municipio.
Los sondeos realizados se
cumplieron en terrenos de sus dos pisos térmicos, dejando un metro entre uno y
otro, hasta lograr una profundidad de 2 metros. Las evidencias, en la mayoría
de los casos, presentaron alteraciones físicas como: erosión, deslizamientos y
otras causadas por agentes naturales, igualmente causas antrópicas como el uso
de maquinaria para arado, herramientas y la conocida guaquería, en la mayoría
de las excavaciones se encontró material de cerámica de diversos colores y
restos óseos humanos. El estudio de dichos elementos permitió concluir que
Chipatá, durante la época prehispánica, fue un corredor natural de los Muiscas
y los Guanes. Al realizar las excavaciones en los dos pisos térmicos del municipio
se encontró que en la zona alta (+ de 2000 m.s.n.m.) los restos óseos humanos
se asociaban a la cerámica de la etnia Guane con patrones funerarios definidos,
mientras que en la zona baja (- de 1800 m.s.n.m.) el material asociado
correspondía a la etnia Muisca; lo interesante es que los hallazgos no
evidenciaron relaciones de mutua existencia, ni de poder, ni aspectos
comerciales, ni siquiera de conflictos, como si unos u otros sospecharan su
mutua existencia, en cambio definieron la ubicación geográfica de las etnias:
el territorio sur habitado por Muiscas, por el material encontrado cerca de
Güepsa, en tanto que lo Guane en el territorio norte, en los sitios más
retirados. De ahí que nunca traspasaron el corredor natural, a pesar de
constante movilidad, puesto que tampoco se evidenciaron patrones de
asentamiento. El hallazgo de estas pruebas indicó la coexistencia de dos etnias
distintas en una misma región, hecho importantísimo para Chipatá, puesto que
por su ubicación geográfica debió convertirse en un punto estratégico de éstas.
Esto se reconoce como área de contacto en antropología, lo que a futuro deja
abierto el campo para estudios en busca de las diferentes huellas dejadas
durante la trashumancia; con lo anterior, también se entiende por qué los españoles
ingresaron al interior del país por esta zona, al respecto el padre Alonso
Zamora dice: “Llegaron todos a la eminencia de la serrania y extendieron la
vista por tierras dilatadas, llenas de grandes poblaciones. Bajaron con
brevedad y en el primer pueblo que llegaron, los recibieron de paz los indios,
hospedarónse en sus bohíos dándoles de comer en abundancia. Pasaron a otro
pueblo llamado Chipatá, en que después fundaron a la ciudad de Vélez. Entraron
a principios de 1537, dispuso Fray Domingo de las Casas que en aquel pueblo de
Chipatá se celebrara el Santo Sacrificio de la Misa, que fue la primera de que
se dijo en este Reino. Levantó una cruz en cuya presencia dieron gracias a la
Divina Majestad, de que les había concedido pisar aquellas tierras, en que sin
los afanes de buscar la comida, se la traían a la mano… viendo el agasajo que
les hacían los indios, descansaron con sosiego, algunos días, convalecieron los
enfermos se vistieron los desnudos y en las buenos pastos se reformaron los
caballos”. Los intentos de ingresar al interior a través del Magdalena fueron
muchos, en ellos se disminuyó la tropa considerablemente, por eso decidieron
buscar nuevas sendas, ya sea por mera suerte, o por cuestiones de instinto,
pero lo cierto es que los españoles llegaron a las tierras de Chipatá. El padre
Zamora enseña que el cansancio y la desnudez tuvieron su fin cuando fueron
recibidos, atendidos, que disfrutaron, dieron gracias por el nuevo paisaje y
con la celebración de la eucaristía perpetuaron e inmortalizaron la existencia
del territorio especial prehispánico llamado Chipatá. LA PRIMERA MISA El padre
Fray Enrique Báez, O.P., fue un dedicado a la historia de la región del gran
Vélez, en el archivo de los conventos de ésta orden en Bogotá se encuentra el manuscrito
con el nombre de “Monografía de Chipatá”. Por la importancia de la misma y la
disciplina con que fue elaborada, se transcribe parte de su contenido: “Todos
los escritores sostienen que la primera misa se celebró por Fray Domingo de las
Casas en el Nuevo Reino de Granada, fue en Chipatá… Uno o días antes había
trepado el campo por la cordillera del Opón y por el sitio de el “El Boquete de
D. Jaime” divisando desde ese paradisiaco Balcón, a sus pies el encantador
“LLano de San Juan”, que ellos nombraron de “Las Gritas”. El magnifico Acto
Religioso que ofrecieron todos los del campo, no los describe el Beneficiado
Juan de Castellanos, cuando sitúa aquel incomparable ejercito de hombres
desnudos y hambrientos, cubiertos con las pieles de las fieras salvajes, que
ellos habían venido devorando por entre la selva; pero en con corazón de león y
con esfuerzos titánicos de invencibles conquistadores, cuando todos de rodillas
sobre empinado picacho del Opón, levantan las manos a los cielos y con voz agradecida
al Creador de la Naturaleza repiten en silencio la oración que entona el
Generalísimo: “Gracias os doy, Señor de los Imperios, Pues pasamos por aguas y
por fuego, Para venir a tales refrigerios, Donde bulge bestial, cruel y ciego,
Oiga Vuestros Santísimos misterios, Y donde desterrado la milicia, De vuestra santa
fe tenga noticia” un momento de silencio se siguió a esta exclamación
gratulatoria y los ojos de todos se saciaron en columbrar el magnífico horizonte
de Valles corrientes de agua y serranías que a distancia de muchas leguas
serraban el horizonte, horizonte olvidado para ellos, pues durante muchos meses
no habían contemplado mas sino el sufrimiento de pantanales, e interminable y
oscura selva, siempre sombría y siempre lluviosa. Pasado este estupor tan agradable,
pensaron en descender suavemente hacia Chipatá (12 Kilometros) que era el
poblezuelo e rancherío más próximo que se encontraba a su paso. Ya divisaban
por una parte y por otra, ranchos salvages de indigenas, cuyos habitantes
atemorizados se refugiaban a la mas altas colinas para mirar de lejos a los
españoles invasores que siendo una manotada de hombres (166 había contado el
Generalísimo) y algunos pocos caballos, espectáculo novísimo para aquellos
pobres salvajes que no habían conocido hombres blancos y con barbas y que
lanzaban rayos y truenos, montados como iban sobre tales bestias, que les
parecerían a ellos, monstruos. Los tales indígenas no pensaron nunca en impedir
el paso de los invasores, ni en prohibirles gastar de sus labranzas y entrar a
sus huertas a comerse sus maíces, yucas arracachas, ahuyamas y algunos otros
frutos que abundan en la región. Llegado el campo al pueblo de Chipatá (viejo)
prefirieron hacer noche pasando el serillo de Agatá, que era otro rancherío
pero mas vistoso y donde se veían verdes prados para sus cabalgaduras. Nos
encontramos en vísperas de la Primera Misa del P. fray Domingo de las Casas en
este ultimo lugar, que como al principio de estos renglones, hemos dicho se
celebró el 15 de Enero de 1537… dispuso Fray Domingo de las Casas que en aquel
pueblo de Chipatá se celebrara el Santo Sacrificio de la Misa, que fue la
primera de que se dijo en este Reino. Levantó una cruz en cuya presencia dieron
gracias a la Divina Majestad, de que les había concedido pisar aquellas
tierras, en que sin los afanes de buscar la comida, se la traían a la mano…”
Pero Báez no sólo se detuvo en mencionar el hecho, también profundizó sobre el
lugar donde pudo ser y lo sustentó de la siguiente manera: “…Pues bien,
recogiendo sobre el terreno la tradición ilustrada de aquellos lugares, nos
hemos formado la convicción de que no fue matemáticamente en Chipatá viejo,
sino dos kilómetros al sur, entre ese pueblo y Vélez, junto a la carretera de
esos pueblos en el sitio en que todos repiten, llamado Loma de Agatá y al
efecto, señalan allí un plano inclinado, que hoy son potreros de señor Juan
Manuel Quiroga, en donde como que estuviere el conglomerado de casitas del
Cacique Ágata; no me atrevo a ir en contra de esa tradición, pues no tengo
fundamento ninguno para ello… una observación: Porque prefirieron los españoles
el sitio de Agatá y no el de Chipatá?. No dejan algunos acontecimientos en la
vida del hombre, de tener más explicación que el capricho. El fraile Dominico experimentaba
el anhelo de santificar y consagrar por medio de este acto solemne religioso,
la alegría que alborozaba todos los pechos y que había de poner sello
espiritual y religioso a ese acontecimiento…” Aunque él no dejó tiempo para
pensar en otras dudas, sobre éste hecho histórico, de ahí que hizo la siguiente
aclaración: “…Otra observación: Porque en el futuro se abandonó el consagrado
sitio de Agatá por el de Chipatá?, la razón es obvia: cuando en el futuro
vieron los misioneros franciscanos de Vélez que para una doctrina formal no
convenía el rancherío de Agatá por escases de aguas, procuraron formalizar el
próximo rancherío de Chipatá, en donde se encontraban todos los suplementos
necesarios. Esto no sucedía sino pasados los 1551, época en que se fundo dicho
monasterio de San Francisco en la ciudad de Vélez. Bello recuerdo de la piedad
franciscana se dejo, tanto para Agatá como para Chipatá en el titulo de San
Francisco de Anjoui…
Tampoco me afana la duda de que por que Chipatá Viejo
estuviera hasta 1897 a los dos kilómetros de Agatá, una vez que ese ultimo
puesto no había como organizar pueblo convenientemente por lo faldudo del
terreno y en donde lo arreglaron los españoles habían mejores condiciones. La
loma de Agatá tiene por otra parte, un horizonte bellísimo aun cuando reducido
el perímetro, por ser casi un filo. El día de que nos interesen más, esos
lugares sagrados, allí también se levantará un monumento a la que fue cuna de
cristianos, intereses entre nosotros. Hoy la falda de Agatá es de Juan Manuel
Quiroga, y la cresta de loma de los Duartes…” Para este sacerdote dominico todo
debía estar claro de ahí que mencionó la connotación Agatá, que explicó de la
siguiente manera: “… y ni siquiera me asusta el corte castizamente en latín de
Agatá, pues los que conocen el Muisca, saben que aquella lengua es gutural,
gusta de la combinación Agc y así los chipataes pronuncian Agota y los
españoles pronuncian Agatá, que le lleva poca diferencia...” Acerca del nombre
de Chipatá José Fulgencio Gutiérrez manifestó “Chipatá (labranza de nuestro
padre) chi, nuestro, pa, apócope de paba, amo, señor, superior, encomendero,
padre Zipa, (era chi, nuestro y pa, padre). De tal forma que ambos tienen
elementos chibchas y por lo tanto fue común oírlos en la época, lo que permitió
su ubicación y diferenciación de otros naturales que habitaron en Vélez, acerca
de cómo Chipatá absorbió Agatá es claro que las condiciones del primero
favorecieron la proyección del poblado. Se debe destacar que Báez se preocupó
por los hechos de la época prehispánica y con la enumeración de diferentes
datos importantes para el municipio, veía la necesidad de la historia de
Chipatá.
Por eso mencionó que la fecha de su fundación fue el 15 de enero de
1537 por parte de Jiménez de Quesada, pero incurrió en un error histórico puesto
que el acto de fundación implicaba una serie de elementos en los cuales la
celebración de la misa, era una pequeña parte de un largo proceso, para ser
reconocida y legitimada por parte del rey; pero en sus manuscritos, no se
encontró una explicación en la conformación territorial del municipio, por eso
aparecen noticias y noticias enumeradas cronológicamente para formar su
historia, entonces resulta conveniente explicar cómo Chipatá formó su
jurisdicción territorial y de esta forma, quizá, se complete el juicioso
estudio del fraile dominico.
GEOGRAFÍA
DESCRIPCIÓN
FÍSICA:
LÍMITES
DEL MUNICIPIO:
El municipio de Chipatá por
su localización, topografía, vínculos, desarrollo socioeconómico y físico hace
parte de la subregión conformada por los municipios de Vélez al sur y
occidente, La Paz al norte, San Benito y Güepsa al oriente y Barbosa, los
cuales hacen parte de la Provincia de Vélez La subregión que cuenta con una
población total de 58469 habitantes, involucra a seis municipios de la
provincia de Vélez.
Extensión total: 94.17 Km2
Extensión área urbana: 14.12 Km2
Extensión área rural: 80.08 Km2
Altitud de la cabecera municipal (metros sobre el nivel
del mar): 1.820
Temperatura media: 18º C
Distancia de referencia: A Bucaramanga 227 km y a Bogotá
237 Km
ECOLOGÍA
La protección del patrimonio
ecológico y de los recursos naturales del Municipio constituye una urgente e imperativa
necesidad, por esta razón se ha emprendido un camino de sostenibilidad
ambiental en concertación con diferentes sectores de la sociedad y con las
autoridades pertinentes obteniendo logros como: el concepto de viabilidad de la
CAS y compra de dos terrenos uno con una extensión de una hectárea para la construcción
de la planta de tratamiento de aguas residuales y otro de 13 hectáreas para
reforestación. El Municipio de Chipatá en convenio con la CAS realizo el
proyecto de reforestación de la parte alta del Municipio en donde además se
desarrollo el Proyecto Guardianes del Bosque con un grupo de la comunidad y un
grupo de estudiantes del Colegio ITA Agatá. Para minimizar el progresivo
deterioro de los recursos naturales a causa de la deforestación, degradación de
los suelos, disminución de caudales desecamiento, contaminación y perdidas de
fuentes hídricas y la contaminación atmosférica en las zona en donde se
encuentran los trapiches se elaboró el Plan de Gestión Integral de Residuos
Sólidos PGIRS aprobado por la CAS y se ha realizado mejoras en el sistema de
tratamiento de basuras y el horno incinerador del Municipio. De igual manera, y
para contribuir para el desarrollo sostenible de Chipatá se está llevando a
cabo un programa de sensibilización y educación en las instituciones educativas
y la comunidad en general con el fin de propender por un mejoramiento ambiental
que preserve los ecosistema estratégicos y la biodiversidad, en la cual se
reconoce el agua como fuente esencial del desarrollo.
ECONOMÍA
La base principal de la
económica en Chipatá es y ha sido la agricultura, la cual hace parte del sector
primario, donde se desarrolla una economía tradicional caracterizada por el
monocultivo de la caña panelera, ejerciendo una presión socioeconómica sobre
los recursos naturales debido al predominio del minifundio y pequeña propiedad;
además sobresalen cultivos de maíz, café y pan coger. En la actualidad se están
implementando nuevas alternativas agrícolas con cultivos como el de mora,
pitaya, sábila, y estebia. Otro renglón importante de la economía es la
ganadería que se fundamenta en bovinos de doble propósito, trabajándose en la
actualidad en el mejoramiento de razas a través de la inseminación artificial.
VÍAS
DE COMUNICACIÓN
Aéreas: No hay en el Municipio
Terrestres: La principal vía de acceso es la vía que del
Municipio de Vélez conduce a Chipatá con una distancia de 9 Km. y por la cual
también se llaga al municipio de La Paz.
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